cuánto imbécil suelto por las pistas de baloncesto
engrasando, engrasando los dedos, me he puesto a pensar en esas cosas que tienen sentido en sí mismas, o que no tienen sentido en absoluto. una de ellas es el baloncesto y los equipos en los que te toca jugar cuando eres un chaval, cuando más te apetece echar canastas para probarte a ti mismo. suerte, casualidad, coincidencia, buena suerte, mala suerte. cuando uno juega, ganar es importante, en baloncesto tiene su punto porque si eres capaz de ir avanzando, te diviertes más, así lo veo yo. pero claro, no lo más importante, salvo que seas un fanático de quienes adora ganar hasta en una conversación entre amigos. quizás seas uno de esos y no compartas mi punto de vista, mala suerte para ambos, no voy a discutir contigo, JA. he jugado en equipos ganadores con verdaderos jilipollas, de esos capaces de meter veinte puntos sin despeinarse. he jugado en equipos perdedores con personas que se han reído, han saltado, disfrutado, hecho deporte sin saberlo y han mantenido una amistad a lo largo